En una conferencia de prensa, el presidente Luis Arce aseguró que no abandonará el país una vez que concluya su mandato el próximo 9 de noviembre, desmintiendo rumores sobre un posible exilio. «Me quedaré en Bolivia, pese a quienes buscan persecuciones políticas», declaró el mandatario, en alusión a las investigaciones judiciales que podrían enfrentar funcionarios de su gobierno. Arce afirmó que continuará trabajando desde «otros espacios» sin especificar si mantendrá un rol activo en el MAS o en la vida pública.
Paralelamente, el jefe de Estado respondió a las críticas por un crédito bancario otorgado a uno de sus hijos, señalando que sus familiares son «ciudadanos mayores de edad» con derecho a defensa. «Si hay denuncias, que se presenten en las instancias pertinentes con pruebas, no en redes sociales», exigió, rechazando lo que calificó como una campaña de difamación. Sus declaraciones se producen en un clima de creciente tensión política, mientras el oficialismo denuncia un supuesto «lawfare» (uso político de la justicia) contra sus figuras.