En su primera participación como miembro pleno del Mercosur, el presidente Luis Arce destacó durante la LXII Cumbre del bloque la necesidad de una integración comercial inclusiva, sin marginar a países por diferencias políticas. «No puede haber relegación de naciones por no compartir ideologías; la unidad regional debe basarse en beneficios mutuos», afirmó el mandatario boliviano ante los líderes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Arce enfatizó que la membresía plena –lograda en 2023 tras 7 años de negociaciones– permitirá a Bolivia acceder a mercados de 300 millones de consumidores con aranceles preferenciales.
El discurso de Arce resaltó tres ejes clave: complementariedad productiva, conectividad física y soberanía alimentaria. Propuso crear mecanismos para equilibrar asimetrías entre economías grandes y pequeñas, citando como ejemplo el potencial boliviano en exportación de gas, litio y alimentos. Datos del IBCE indican que las ventas externas de Bolivia al Mercosur crecieron 18% en 2024, lideradas por soya, quinua y manufacturas. Sin embargo, el presidente advirtió que el bloque debe evitar convertirse en «un club de elites» y priorizar acuerdos prácticos sobre disputas doctrinales.
La cumbre también abordó la crisis en la cadena de suministros por conflictos globales, donde Bolivia ofreció su corredor bioceánico como ruta alternativa. Analistas destacan que la plena adhesión obligará al país a adaptar 32 normas mercosureñas hasta 2026, según un informe de la CAINCO. Mientras sectores empresariales celebran nuevas oportunidades, gremios agrícolas expresaron preocupación por la competencia con productos brasileños y argentinos subsidiados. Arce cerró su intervención reafirmando el compromiso con la UNASUR y la CELAC, subrayando que «la integración no es un juego de suma cero».



